Desvelando el misterio: 8 hechos sobre el Cañón del Antílope que probablemente no sabías

El nombre navajo del cañón es Tsé bighánílíní, que se traduce como "el lugar donde el agua corre a través de las rocas", que es como se formó el Cañón. Su nombre en inglés procede de relatos navajos que afirman que los antílopes berrendo solían vagar por los cañones durante el invierno.

El Cañón del Antílope está formado por Arenisca Navajo, una formación de roca sedimentaria que se remonta al periodo Jurásico, hace aproximadamente 190 millones de años.

Los vibrantes tonos rojos, naranjas y rosas de los muros del Cañón del Antílope se deben a la oxidación de los minerales ferruginosos de la arenisca. Esto, combinado con las intrincadas texturas causadas por la erosión debida a las crecidas repentinas y la interacción de la luz a lo largo del día, crea un espectro de colores siempre cambiante.

Si tienes suerte, podrás avistar lagartos de Gila escondidos en las muchas capas del Cañón, una serpiente (la mayoría de las especies no son venenosas), ¡y ver pájaros como pájaros azules, cardenales, cuervos y búhos volando por el cielo durante tu tour!

Puedes oír un zumbido cuando el viento fluye por los estrechos pasadizos del Cañón, lo que hace que parezca que el propio Cañón está cantando. Cuanto más profundices, más claro será el "silbido". Y si te colocas en el lugar adecuado, algunos guías afirman que incluso hay un minivórtice que crea un efecto de remolino en el aire a tu alrededor, lo que añade otra capa de misterio.

La arenisca del Cañón del Antílope es propensa a dañarse incluso con el más mínimo roce, por lo que se ruega a los visitantes que se abstengan de tocar los muros. La humedad y los aceites de la piel humana pueden acelerar el proceso de erosión. El Cañón tiene un significado espiritual para la tribu navajo y respetar esta norma también honra la naturaleza sagrada del lugar.

Phantom, fotografía de Peter Lik tomada en el interior del Cañón Antílope Superior. Se dice que se vendió por 6,5 millones de dólares a un comprador anónimo, lo que la convierte en la tercera fotografía más cara jamás vendida. Sin embargo, hay mucho escepticismo en torno a la veracidad de esta venta, ya que no existen registros oficiales de la misma.

La familia Pearl Begay abrió el Cañón del Antílope al público en 1983. Hoy en día, sólo se puede acceder al cañón acompañado por un guía navajo.